Un enemic com el futur

Ian Alan Paul

Actividad
Itinerario narrativo de La irrupción | 15.07.2022 - 21.08.2022 | Más información sobre la exposición

Una pregunta recorre el presente: si existen muchos tipos diferentes de futuro, ¿por qué parece que siempre llegamos a un futuro que se parece al presente en sus rasgos más significativos? Parece como si el futuro ahora solo nos redirigiera al presente una y otra vez, como una búsqueda de Google que interminablemente nos devuelve enlaces a sí misma. Este futuro digital consume el presente —lo siente, lo monitoriza, lo cartografía, lo predice— de forma que el tiempo se disuelve en una serie en cascada de clics, swipes, subidas, notificaciones, correos electrónicos, ventanas emergentes, alertas, recordatorios, inicios de sesión, invitaciones y cargas de la vida en la red. Las tecnologías digitales tejen los hilos de muchos futuros en redes que sepultan el presente.

En el siguiente itinerario encontraremos proyectos que exploran este futuro digital y lo ven con claridad: como un futuro codificado y programado, como un futuro que es nuestro enemigo. Deambulando a través de simulaciones, proyecciones, deepfakes, representaciones en 3D y visualizaciones de datos, encontraremos fragmentos de un futuro que parece habernos capturado y, por tanto, fragmentos de un futuro del que tenemos que escapar.

 

 

Piezas

Colin Ives, Vibrant Landscapes link

¿Cómo ven los ordenadores el mundo? Mirando los vídeos generados algorítmicamente por Colin Ives ya podemos intuir que no lo ven exactamente como nosotros. Ya el hecho de usar la palabra ver parece sugerir que los ordenadores experimentan el mundo, pero no es así. Los ordenadores solo son capaces de detectar, calcular, almacenar, modelar. Capturan datos pero sin sentir nada, siguen la lógica pero no piensan. La inefabilidad infinitamente sutil y profunda de una flor se divide en una cuadrícula discreta de bits y bytes rígidamente definidos. El color de un pétalo se almacena como una serie de números, la curva de una hoja se describe con una ecuación. Tanto en Garden in the Machine como en Vibrant Landscapes nos invitan a seguir al ordenador en este viaje automatizado de lo analógico a lo digital, de lo suave a lo discreto, de lo real a lo simulado, de la sensación a la información. Después de mirarlo un rato, quizás nos entre la duda de si los ordenadores han sido entrenados para ver el mundo como lo hacen los humanos o si somos nosotros quienes hemos empezado a ver el mundo de la misma forma calculada que lo hacen los ordenadores.

 

S4RA, privacy-GrDN.info link

Desplazándonos de un jardín a otro, en privacy-GrDN.info, de S4RA, encontramos una internet salvaje y frondosa. Como las monstruosidades tecnológicas del Videodrome (1983), de David Cronenberg, aquí las páginas web ya no yacen planas en la pantalla —estériles, sagradas, seguras—, sino que se vuelven fecundas y carnosas —desplegándose, desarrollando apéndices, regurgitando código—. Esta internet rebosante de vida nos hace preguntas, quiere aprender sobre nosotros, darnos la mano, entender, pero no dejes que se acerque demasiado. Al acecho, debajo de sus etiquetas pixeladas y sus adorables ventanas emergentes, sus algoritmos de detección de imágenes y su vegetación digital, se encuentra un hambre insaciable de información. La pregunta no es qué desea saber este jardín en red sobre ti, que es todo, sino qué desea hacer con esa información cuando la haya obtenido.

 

Xuanyang Huan, Imaginary Sunset link

Estamos tumbades en la cama, haciendo scroll sin cesar, ya ni siquiera leyendo, sino simplemente mirando fijamente el resplandor de nuestras pantallas. Los expertos avisan que eso es perjudicial para la salud, que particularmente deberíamos evitar las longitudes de onda azules durante la noche, que nuestro ritmo circadiano ha sido hackeado y alterado por demasiada luz digital. ¿Se podría solucionar el problema simplemente simulando la luz del sol? Si pudiéramos desvincularnos de los ritmos solares de la Tierra, entonces quizás podríamos encontrar algo de paz biológica con nuestros dispositivos digitales y ser capaces de jugar, trabajar, estudiar, publicar y leer online indefinidamente sin miedo a perder el sueño. Mirando los cielos creados en el Imaginary Sunset, de Xuanyang Huang, surge la pregunta de si la luz solar es firmemente irreemplazable o computacionalmente reproducible. En cualquier caso, mientras los datos se transmiten entre servidores como pulsos de luz y luego brillan como píxeles coloridos en nuestras pantallas, un sol digital parece estar incesantemente eclipsando el Sol celeste.

 

Uwe Brunner + Bettina Kadja Lange + Joan Soler-Adillon, #See You at Home - The Domestic Spaces as Public Encounter link

¿Es un hogar un refugio? ¿O es una oficina? ¿Una cárcel? ¿Una escuela? ¿Un hospital? A lo largo de los últimos años, el hogar ha sido todas estas cosas. Por supuesto, cuando estás en casa aún puedes descansar y relajarte, pero también deberías estar listo para trabajar online, para ser vigilado de forma remota, para estudiar de forma virtual y, si es necesario, para hacer cuarentena. Esta es solo otra manera de decir que el hogar se encuentra en proceso de desintegración, se está deshaciendo por las costuras. En #See You at Home - The Domestic Spaces as Public Encounter, nos invitan a entrar en los hogares de personas del mismo modo que los datos fluyen en su interior a través de cables. ¿Estamos violando la privacidad de alguien? ¿O es que la distinción entre lo público y lo privado se ha vuelto obsoleta cuando todo está obligado a ser transparente, estar conectado, ser abierto y comunicativo? Lo que está claro es que lo que alguna vez fue doméstico e íntimo ha sido invadido por lo digital e informático.

 

Chanee Choi, Unreal Window link

En La ventana indiscreta (1954), de Alfred Hitchcock, cada hoja de vidrio actúa como una tecnología de dos maneras. A través de las ventanas del apartamento de la película se puede mirar afuera, sirviendo como una apertura desde la que examinar el mundo exterior, y se puede mirar otra vez adentro, funcionando como un catalejo que expone una vida interior. Las ventanas son, en este sentido, tecnologías de ver y de ser visto. En Unreal Window, de Chanee Choi, encontramos un tipo diferente de tecnología de cristal, una a través de la cual no podemos ver, pero que atrae nuestra mirada cada vez más. No miramos tanto a través de este tipo de ventanas como las miramos en las pantallas, absorbiendo sus superficies, sus interfaces, sus funciones. Estas ventanas también proporcionan nuevas perspectivas sobre el mundo, y también invitan al mundo a vigilarnos, pero ¿a qué tipo de mundo se abren? En navegadores y aplicaciones, vemos una red que ha reemplazado el interior y el exterior con enlaces y nodos, una red que aparentemente fluye por todas partes pero no existe en ningún lugar. En esta circulación de información programada nos traen el mundo, pero este se desvanece en el proceso.

 

Jennifer Gradecki + Derek Curry, Infodemic link

La cara fue alguna vez considerada un lugar de profundo encuentro estético. Nos conmueve hasta las lágrimas la agonía del rostro de Juana en la película muda La Passion de Jeanne d'Arc (1928), de Carl Theodor Dreyer, mientras que la Mona Lisa aún atrae a oleadas interminables de adoradores que claman por hacerse un selfi al lado de su enigmática sonrisa. A raíz de la invención de la foto policial en el siglo xix, la cara cambió lentamente de ser algo que nos afecta a algo que estudiamos como un objeto, medimos como una superficie, examinamos como un campo de batalla. Siguiendo esta trayectoria, las redes hoy escudriñan nuestras caras para predecir si nos atrae un producto, para detectar si tenemos fiebre, para comprobar si coincide con un perfil criminal en una base de datos. Al observar los rostros camaleónicos en Infodemic, de Derek Curry y Jennifer Gradecki, podemos ver cómo se forma un circuito algorítmico entre la traducción de caras en datos y la traducción de datos en caras. Después de haber capturado, analizado y modelado tantas de nuestras expresiones y rasgos durante tanto tiempo, un rostro digital ahora nos devuelve la sonrisa como un arma estética, reinventada, rediseñada y reprogramada para manipular, inspirar, confundir, engañar, sugerir, enfadar, animar, convencer, seducir.

 

Laura Splan, Syndemic Sublime link

¿Es un cuerpo un ordenador? Otra manera de plantear la pregunta sería: ¿cuál es la diferencia entre un bit y un gen? A principios del siglo xxi, los ordenadores y lo corpóreo han convergido íntimamente. Los microprocesadores modelan proteínas orgánicas, simulan procesos celulares y cartografían genomas, pero también intervienen en la vida, diseñando nuevas secuencias de genes, generando nuevos fármacos candidatos de forma combinatoria y desarrollando vacunas de ARNm. Las especies se enredan unas con otras, mientras que las instrucciones genéticas y el código de ensamblaje trabajan conjuntamente. En las animaciones generadas por ordenador de SARS-CoV-2, anticuerpos y receptores celulares de Syndemic Sublime observamos de cerca los intrincados pliegues y rasgos de este paisaje biotecnológico (¿o es tecnobiológico?). Girando lentamente, desplegándose delicadamente, los límites formales entre un algoritmo y una vida se desdibujan indefinidamente. Cuando los teóricos de la conspiración dicen que las vacunas contra la COVID-19 que nos han inyectado contienen chips, solo proyectan fantasías paranoides sobre lo que es una verdad subyacente: no solo vivimos en un mundo cada vez más determinado por la computación, sino que la computación misma es ahora cada vez más algo que se vive.

 

Roderick Luis Coover + Adam Vidiksis + Nick MontfortIt will happen here in Barcelona link

El futuro sigue siendo hasta cierto punto impredecible. Las economías decepcionan a los inversores, las insurrecciones toman desprevenidos a los regímenes autoritarios, los virus mutan y saltan entre especies, las guerras aún sorprenden incluso a los estrategas más expertos. Pero algunas cosas aún parecen permanecer más seguras. Por una parte, siempre parece haber más y más poder de procesamiento, más y más redes, más y más datos. Por otra parte, los océanos se calientan y su nivel sube incesantemente. Por encima de la turbulencia y el caos, los servidores informáticos y los niveles del mar aumentan simétricamente. Inmersos en los flujos de agua y datos que aparecen en It will happen here in Barcelona / Tindrà lloc aquí a Barcelona, experimentamos las mareas de un futuro donde la computación y el cambio climático están unidos atmosférica y fluidamente. Las redes de ordenadores que modelan los efectos del carbono atmosférico emiten su propio carbono en el proceso, efectivamente estudiando lo que contribuyen a causar. Cuando vemos palabras como ráfaga, corriente, flujo, reflujo y chorro moverse sobre imágenes de costas menguantes y olas efervescentes, podemos empezar a sentir cómo es ser arrastrado por un futuro que se vuelve cada vez más húmedo a medida que se vuelve cada vez más digital.

 

Andy GracieEoE Tryptich #1 link

Entre los fragmentos del filósofo griego Heráclito, encontramos la afirmación de que toda la realidad es “fuego vivo que se enciende según medida y se apaga según medida”. Heráclito postuló que todo —piedras, serpientes, corrientes, almas— era en última instancia fugaz, en flujo, en llamas. Mirando los fuegos apocalípticos de EoE Triptych #1 recordamos que todos nuestros artefactos culturales, cada libro que se ha escrito, los búnkeres construidos para sobrevivir guerras nucleares y las extensas bases de datos corporativas que tienen copias de seguridad almacenadas en varios continentes, están todos destinados a sucumbir al fuego. Levantando la vista hacia el cielo nocturno, somos incapaces de ver el universo quemándose; aparece inmóvil, atemporal, eterno. Pero en esas pantallas podemos ver ordenadores simulando el fin del universo para nosotros. Los puntos de luz se dispersan y se atenúan de acuerdo con proyecciones algorítmicas. Aparece un texto diciéndonos que al final “solo hay no posibilidad y solo todas las posibilidades”. Podríamos decidir abrazar esta verdad universal de forma nihilista, viendo en todo nada más que cenizas futuras. Pero también podríamos ver otra verdad en las llamas: no es solo el futuro el que tiene un final, sino muchos futuros que acabarán cada uno de forma diferente, algunos antes que otros. Entonces, antes de que todo termine, tenemos que preguntarnos qué podemos aspirar a proteger y cobijar de los fuegos del tiempo —ralentizando su decadencia entrópica, reparándolo, cuidando de sus brasas durante el mayor tiempo posible⁠— y, por el contrario, qué podemos querer exponer y arrojar encima de las llamas, acelerando su conclusión incendiaria.

Ian Alan Paul (1984, Estados Unidos) es un artista-teórico afincado en Barcelona. Su trabajo examina las representaciones del poder y las prácticas de resistencia en contextos globales. Su práctica transdisciplinaria es formalmente diversa, y a menudo implica la codificación, la fotografía, la escritura y el vídeo, y se sitúa en las intersecciones de la teoría crítica, el arte contemporáneo y los estudios de medios digitales. Ian ha desarrollado proyectos y ha vivido durante largos periodos en Estados Unidos, México, España, Egipto y Palestina, y ha expuesto su trabajo e impartido conferencias a nivel internacional.

       

Otros itinerarios que se pueden hacer:

- Sobre monstruos, fantasmas, zombies y otros seres terroríficosPaula Bruna y Marta Gracia Valladares link
- Espaciotiempos (in)deseadosDaphne Dragona y Jara Rocha link
- Una mirada contracatastróficaJoan Yago y Enric Puig link
Tecnologías para los festivales de los múltiples finesPaz Peña O. link
- Estados de emergencia: el arte en tiempos de pandemia, Israel Rodríguez Giralt link
Grupo Contraimaginarios Postpandémicos link