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La literatura en la era digital
Exposición
Romy Achituv, Apollinaire, Pascal Auberson, Bryan Barrachina, Jorge Luis Borges, Philippe Bootz, Serge Bouchardon, Augusto de Campos, Lluís Calvo, J.R. Carpenter, Josh Carroll, Domenico Chiappe, David Clark, Alison Clifford, Roderick Coover, Julio Cortázar, Ramon Dachs, Douglas Duteil, T.S. Eliot, Odile Farge, Ton Ferret, Jerome Fletcher, Loss Pequeño Glazier, Christian Gratton, Shawn Greenlee, Lucile Haute, Carles Hac-Mor, Aurélie Herbet, Isaías Herrero, Shelley Jackson, Tomek Jarolim, David Jhave Johnson, Michael Joyce, Aya Karpinska, Deena Larsen, Cynthia Lawson Jaramillo, Jason Lewis, Erik Loyer, Marjorie Luesebrink, Andrew McClain, Andreas Meier, María Mencía, Stuart Moulthrop, Bruno Nadeau, Jason Nelson, Julien Pænasse, Cori Pedrola, Octavio Paz, Jörg Piringer, Raymond Queneau, Scott Rettberg, Cassandra Ribotti, Jaime Alejandro Rodríguez, Berta Rubio, Alexandra Saemmer, Màrius Sampere, Benjamin "Sascha" Shine, Stephanie Strickland, Eugenio Tisselli, Rui Torres, Ana María Uribe, Camille Utterback, Pedro Valdeolmillos, Vincent Volckaert, Noah Wardrip-Fruin, Christine Wilks, Ester Xargay
La palabra –oral o escrita- se asocia, desde el Génesis, a la creación verbal y divina. La palabra y sus “receptáculos”, la voz, la escritura, la imprenta, la máquina de escribir, el ordenador,… La palabra y la tecnología. En el ejercicio creativo que “representa un desarrollo de determinadas propiedades linguísticas” (para decirlo con la formulación de Paul Valéry) lo llamamos, como mínimo desde el siglo XV, literatura. La literatura digital es una forma de creación tecnológica literaria que ya cuenta con una nutrida tradición, la especificad de la cual puede ser explicada partiendo de la base de los distintos elementos de complejidad que presenta: la complejidad física (qué es y cómo es), la complejidad autoral (quién la hace, el programador, la máquina,…), la complejidad receptiva (las lógicas de lectura que el entorno digital y los diferentes formatos utilizados por los creadores determinan), la complejidad tipológica (la variedad y confusión de géneros, la hibridación de una escritura del ahora y el aquí) y la complejidad perceptiva (cómo leemos, con qué lo hacemos,…).
Las posibilidades de la escritura en la era digital son múltiples y distintas y están determinadas por las potencialidades del medio de transmisión de la información: el soporte digital. Un texto digital es, sobretodo, un hipertexto, eso es, un texto travesado por otros textos, insertado en una madeja textual alimentada por hilos muy distintos. Un texto de texto que permite vincular la palabra escrita a la imagen, la música, el movimiento, la temporalidad, la sensorialidad,… Esta exposición, la primera de gran formato que se hace en todo el mundo, quiere ser una puerta de acceso a una realidad literaria aún emergente que nace de un entorno digital y desde procedimientos digitales y que solo puede ser “consumida” de manera óptima, es decir, sin limitar las funcionalidades, recursos, estilos e intencionalidad, en este contexto. El soporte digital junta el sonido con la caligrafía, la palabra con la imagen, el movimiento con el significado, y culmina muchos de los sueños que la alianza de la palabra con el espacio ha tenido desde los antiguos caligramas griegos o la pintura ideográfica árabe hasta las más recientes vanguardias. La palabra pixelada, comisariada por Laura Borràs y Giovanna di Rosario, especialistas internacionales en literatura digital y directores del grupo HERMENEIA de la Universidad de Barcelona, nos permitirá hacer un recorrido al pasado de la forma literaria más reciente, al mismo tiempo que nos abre posibles itinerarios para transitar sus caminos entre géneros, temáticas y soportes.
Laura Borràs y Giovanna Di Rosario
Video inauguración