El entramado musical propio de un concierto para piano y orquesta se desarrolla aquí a través del flirteo y la confrontación entre el hombre y la máquina (el pianista y la orquesta mecánica): la fuerza rítmica natural que mana de Carles Santos y la velocidad y precisión de una orquesta mecánica informatizada; pero también a partir del diálogo y la contraposición de dos máquinas con características tímbricas muy diferentes. La composición también ha hecho entrar en juego estas dinámicas que van del diálogo a la confrontación entre Carles Santos y CaboSanRoque.